Una de sus expresiones más comentadas fue la reciente fotografía de sus referentes porteños empuñando una motosierra frente a la sede del Gobierno de la Ciudad. En la fotografía aparecen Karina Milei y Manuel Adorni, el vocero presidencial que se convirtió en cabeza de lista de legisladores. También estuvo Pilar Ramírez, la empleada de Mariano Recalde durante su gestión K en la fundida Aerolíneas Argentinas; incluso logró una suculenta y justa indemnización merced a su militancia camporista desde la oficina de marketing. 

En una contradicción con el enfrentamiento electoral en el distrito porteño, tres figuras “destacadas” del PRO bonaerense —Diego Santilli, Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro— participaron ayer de un encuentro en la Casa Rosada con representantes del gobierno nacional. En esa reunión se formalizó un gesto de acercamiento entre el PRO y LLA en la provincia de Buenos Aires, con vistas a construir una alianza electoral que les permita disputar espacios en las listas legislativas de 2025.

La fotografía del encuentro fue difundida por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quien a través de sus redes sociales compartió la imagen junto a un mensaje en el que expresó: “Acompañando al viento de la historia y escuchando la demanda de los millones que nos votaron, seguimos trabajando para liberar la provincia de Buenos Aires, último reducto del maldito populismo”. En la publicación, Milei mencionó expresamente a los tres dirigentes del PRO bonaerense, además de al funcionario presidencial Eduardo “Lule” Menem y al subsecretario de Gestión Institucional, Sebastián Pareja.

Tensiones en el PRO

El encuentro generó tensiones internas dentro del PRO, ya que mientras el partido se prepara para competir en la Ciudad contra los libertarios, sus referentes en la provincia optan por articular alianzas con ese mismo espacio político. Esta situación plantea interrogantes sobre la coherencia del mensaje que se transmite a los votantes, quienes observan una postura de enfrentamiento en un distrito y de cooperación en otro.

Desde su fundación en 2005 por Mauricio Macri, el PRO transitó un camino de consolidación como fuerza de centroderecha en la política argentina. Con una plataforma basada en la modernización del Estado y la eficiencia en la gestión pública, el partido logró captar el apoyo de sectores urbanos, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde se transformó en fuerza dominante a partir de 2007. En 2015, el PRO alcanzó el máximo cargo institucional con la presidencia de Mauricio Macri, y en paralelo logró una victoria en la provincia de Buenos Aires con la elección de María Eugenia Vidal como gobernadora. El candidato de Cristina Kirchner para aquella elección era Aníbal Fernández. 

Lospennato contra Milei pero Santilli-Ritondo con Milei

En el presente, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el PRO conformó el frente “Buenos Aires Primero” llevando como primera candidata a legisladora a Silvia Lospennato, en un intento por reforzar su presencia en su principal bastión político. En contraposición, en la provincia de Buenos Aires, la dirigencia del PRO mantiene diálogos avanzados con LLA para construir una coalición que permita disputar al peronismo el control de la legislatura y de los principales municipios.

Esta dualidad obliga al PRO a explicar ante su electorado cómo puede convivir una lógica de alianza con una de disputa directa en dos territorios limítrofes. A nivel nacional votaron a favor de suspender las elecciones PASO, pero en la provincia de Buenos Aires, el PRO está alineado con La Cámpora, una organización que busca desgastar al gobernador Axel Kicillof.

Aunque aún no se formalizó una alianza definitiva en territorio bonaerense, los gestos políticos indican una voluntad de acercamiento entre sectores del PRO y el oficialismo libertario. Los próximos meses serán clave para definir si esta estrategia se mantiene o se reconfigura ante las críticas internas y las demandas de coherencia por parte del electorado.

El proceso electoral en la Ciudad de Buenos Aires también se anticipa como un escenario de alta competencia. La presentación de listas, los actos de campaña y los posicionamientos públicos marcarán el ritmo de una contienda en la que el PRO busca mantener el control legislativo y resistir el avance de nuevas fuerzas políticas.