
Maldonado explicó que, aunque el precio de la carne bajó entre un 10 y 12% en las últimas semanas, la razón principal no es la barrera, sino la fuerte caída del consumo. “En febrero bajó un 40% la venta porque es un mes bravo, con vacaciones y gastos escolares. Después repuntó un poco, pero seguimos como a fin de año”, relató.
Según indicó, el asado ronda los 20.000 a 22.000 pesos el kilo, aunque en su carnicería ofrece promociones como el medio costillar a $16.900. “La gente compra para el momento. Te piden tres costeletas, cuatro milanesas. El consumo es medido, ajustado al bolsillo”, describió.
Sobre la barrera sanitaria, fue contundente: “A mí no me conviene que la levanten, porque competimos directamente con las grandes superficies, que hoy no tienen carne con hueso. Si eso cambia, se nos hace más difícil”, sostuvo. Y agregó: “Las grandes cadenas ya nos compiten con pulpa deshuesada. Si entran con asado con hueso, estamos en desventaja total”.
Respecto a las condiciones locales, Maldonado fue crítico: “Pagamos 5% de Ingresos Brutos en la provincia, mientras que otras pagan el 2 o 2,5%. La luz es más cara y los alquileres también. Nunca vamos a tener el precio de la carne de Buenos Aires”, advirtió.
Aun así, reconoce que la expectativa de la gente está puesta en el posible cambio: “La gente pregunta todo el tiempo: ‘¿Va a bajar el asado?’ ‘¿Qué va a pasar con la carne?’ La barrera les importa porque quieren comer asado más barato”.
Hoy, Juan trabaja solo. Tuvo empleados, pero los tuvo que despedir por cuestiones económicas. “Tengo una persona que me ayuda los fines de semana con la caja. El resto lo hago solo”, contó. Compra carne tres veces por semana y baja medias reses que pierde alrededor de un 15% entre grasa y merma.
Pese al contexto adverso, sigue firme con su carnicería propia: “Me costó mucho tener este lugar, y aunque no es fácil, todavía se puede. Hay que buscarle la vuelta para seguir vendiendo”, aseguró.
Para Juan Maldonado, la carne sigue siendo “el alimento más barato por el valor nutricional que tiene”, aunque reconoce que muchos clientes ya no pueden comprar por kilo, sino por porción. La esperanza está puesta en que, si finalmente se levanta la barrera sanitaria, el precio del asado caiga a unos 14.000 o 15.000 pesos el kilo, y más familias puedan volver a compartirlo cada fin de semana.