El caso se conoció durante el fin de semana, cuando la pareja se acercó a la guardia médica solicitando atención para el menor. El personal sanitario detectó lesiones compatibles con violencia física, entre ellas un hematoma frontal, otro en la mejilla derecha con forma de herradura, y marcas en el cuello por fricción. Una radiografía confirmó una fractura en el húmero izquierdo del niño.

Durante la atención, la madre habría señalado que el padre “no tiene paciencia con el menor”, lo que encendió las alarmas. Con base en esa declaración y en los indicios clínicos, se activó el protocolo por presunto maltrato infantil.

La Policía de Río Negro tomó intervención y un médico policial constató la gravedad del cuadro. Ante la contundencia de las pruebas, el fiscal Gustavo Arbues ordenó la aprehensión inmediata de los progenitores y solicitó su imputación por lesiones agravadas.

Además, el Ministerio Público Fiscal dispuso la intervención de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) y del Sistema de Atención Territorial (SAT) para garantizar la protección del niño.

Como medida de resguardo, el bebé quedó bajo el cuidado de uno de sus abuelos, mientras avanza la investigación judicial que busca esclarecer lo sucedido y definir las responsabilidades penales de los adultos involucrados.