La barrera, vigente desde 2001, prohíbe el traslado de carne con hueso desde zonas con vacunación contra la fiebre aftosa, como La Pampa, hacia la Patagonia, región libre de la enfermedad sin vacunación. Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), estudios recientes muestran que el riesgo de transmisión del virus a través de la carne con hueso es insignificante, respaldando la postura pampeana. Sin embargo, la medida enfrenta resistencia de provincias como Neuquén y Río Negro, preocupadas por su estatus sanitario y el impacto en productores locales.
El 18 de marzo de 2025, Senasa publicó la Resolución 180/2025, que autorizaba el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, pero la medida fue suspendida por 90 días tras el rechazo de gobernadores patagónicos como Alberto Weretilneck (Río Negro) y Rolando Figueroa (Neuquén). La Pampa, excluida de las mesas de diálogo posteriores, considera esta suspensión una falta de seriedad del organismo sanitario y una traba comercial que eleva artificialmente los precios en la Patagonia.
La Pampa argumenta que la barrera genera perjuicios económicos, ya que impide a sus frigoríficos y productores competir en el mercado patagónico, donde el kilo de asado puede costar hasta el doble que en su provincia. Por ejemplo, mientras en La Pampa el asado se vende a $10,000 por kilo, en el Alto Valle patagónico supera los $20,000. La apertura de la barrera, según Ziliotto, beneficiaría a los consumidores del sur con precios más accesibles y calidad garantizada.
En una reunión de la Mesa Agropecuaria Provincial, La Pampa unificó su reclamo con representantes de CARBAP, CONINAGRO, FAA, SRA y frigoríficos como HV SA y Carnes Pampeanas. El documento conjunto solicita al gobierno nacional convocar al Consejo Federal Agropecuario para un diálogo inclusivo. La exclusión de La Pampa en recientes encuentros con provincias patagónicas generó críticas, con acusaciones de decisiones políticas que favorecen intereses comerciales de la Patagonia.
La fiebre aftosa, eje del debate, no representa un riesgo real, según Senasa, que alinea su resolución con recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). La Pampa sostiene que la barrera, más que sanitaria, es una aduana interna que protege a productores patagónicos, quienes temen perder mercados internacionales si se modifica el estatus sanitario. La región sur exporta a destinos exigentes como Japón y Estados Unidos, beneficiada por su condición de zona libre sin vacunación.
La controversia no es nueva: en 2016, el exgobernador Carlos Verna ya cuestionó la barrera, calificándola de política y evaluando acciones judiciales. En 2024, el diputado pampeano Martín Ardohain (Pro) presentó un proyecto para eliminarla, generando rechazo en provincias como Chubut y Santa Cruz. La Pampa insiste en que la apertura no solo impulsaría su economía, sino que también reduciría el contrabando de carne, un problema que afecta la sanidad y el comercio legal.
El gobierno nacional enfrenta un dilema político y económico. Mientras La Pampa presiona por una solución definitiva, las provincias patagónicas proponen extender la zona libre de aftosa sin vacunación hacia el norte, una medida que requiere certificaciones internacionales y tiempo.