La mañana comenzó con tensión frente al Palacio Municipal de Neuquén, sobre calle Godoy, donde un grupo de vecinos de Colonia Rural Nueva Esperanza reclamó una respuesta urgente por la crisis del agua. La protesta fue pacífica, aunque con la advertencia de que, si no son atendidos por Mariel Bruno, subsecretaria responsable del área, interrumpirán el tránsito en las próximas horas.
“No tenemos agua potable porque la empresa que reparte con camiones no cobra desde julio y ya no tiene gasoil. Hace más de una semana que no llega una gota”, denunció Carlos Figueroa, presidente de la comisión vecinal.
“Además, la bomba de riego volvió a romperse en abril y nunca la repararon. Ni los animales ni las huertas tienen agua”, agregó.
El reclamo se agrava porque, según los vecinos, dos comedores comunitarios del barrio no pudieron abrir sus puertas por la falta de agua potable. “Entre ambos preparamos más de 180 viandas diarias. Es imposible cocinar o limpiar sin agua”, señaló Marcos, referente del barrio y responsable de uno de los espacios.
Nueva Esperanza, ubicada en el sector noroeste de la ciudad, nunca contó con la red de agua prometida. La recordada “inauguración de la canilla” durante una gestión nacional anterior fue simbólica: “Aquella canilla jamás volvió a largar agua”, recordaron los vecinos.
El barrio enfrenta una paradoja constante: los acueductos y gasoductos que abastecen a otras zonas pasan a pocos metros, pero los habitantes no acceden a ninguno de los servicios básicos. “En Santa Genoveva se rompe un caño y lo arreglan en 24 horas, nosotros llevamos diez días sin agua y sin respuestas”, expresaron.
Los manifestantes exigen ser recibidos por Mariel Bruno, a quien acusan de haberles prometido soluciones que nunca se cumplieron. Personal del Instituto Municipal de Urbanismo y Hábitat (IMUH) se acercó a dialogar, pero el grupo insiste en una reunión directa con la funcionaria.
Hasta el mediodía, los accesos al edificio municipal seguían abiertos, con presencia de seguridad y sin cortes. Sin embargo, los vecinos fueron claros:
“Si en una hora no tenemos respuesta, vamos a cortar los accesos. No queremos más promesas, queremos agua”.
El problema del agua en Colonia Rural Nueva Esperanza no es nuevo. A lo largo de los años, las distintas gestiones han prometido obras que nunca se concretaron. En cada temporada de calor, el barrio repite la misma escena: camiones cisterna que dejan de circular, bombas rotas, cultivos secos y vecinos sin agua para consumo.
